Señor rememora el 12-1 a Malta: “Ese día le pusimos una sonrisa a España” | Fútbol | Deportes

”Yo veía a Camacho gritando que se les podía meter 11 a Malta y pensaba: estos están locos”, afirma Andoni Zubizarreta, portero suplente de la selección española esa mítica noche del 21 de diciembre de 1983, cuando España le hizo 12 goles a Malta y se metió en la fase final de la Eurocopa de Francia de 1984. Zubi, portero entonces del Athletic, fue convocado por la lesión de Arkonada, con Buyo como portero titular y el vasco, meta de la sub-21, en el banquillo. El 21 de diciembre se cumplirán 40 años de la gesta.

El partido fue en Sevilla y la capital de Andalucía reunió desde el miércoles gracias a la I Jornada Nacional de Periodismo Deportivo a algunos de los principales protagonistas de aquel hecho histórico que cambió la cara a un país en plena depresión. Ese diciembre de 1983 fue terrible. España fue testigo de dos accidentes aéreos mortales y 83 personas fallecieron en un pavoroso incendio en la discoteca Alcalá 20 de Madrid, solo cuatro días antes del partido. El terrorismo pegaba también muy duro. El encuentro del miércoles en el Villamarín se produjo para homenajear a José Ángel de la Casa, el histórico periodista de Televisión Española que cantó aquel “goooool de Señor” que sigue incrustado en la memoria colectiva de millones de españoles.

“Qué puedo decir de aquello. Fue una noche feliz, única, con un grupo comprometido. Creo que ahora sería imposible lograr algo así por más que Francia le haya metido 14 a Gibraltar. Aquello era una final, había que hacer 11 y, de postre, hicimos 12, porque nos metieron uno”, recuerda para este medio Juan Señor, el autor del gol número 12. “Es de esos días donde todo el mundo sabe dónde estaba. Si me tengo que quedar con algo es que aquel día le pusimos una sonrisa a España. Habían sido días muy duros y cambiamos la situación”, añade el que fuera centrocampista del Zaragoza y de la selección nacional.

“Éramos un grupo muy unido. Recuerdo que a los dos minutos fallé un penalti. ¡Y necesitábamos 11¡ Nos rehicimos y llegó ese gol histórico que me tocó hacer a mí, pero que no hubiera llegado sin el trabajo de todos con los 11 tantos anteriores”, aclara Señor. El resto de goles fueron obra de Santillana (cuatro), Rincón (cuatro), Maceda (dos) y Sarabia.

Miguel Muñoz era el seleccionador nacional. El técnico concentraba al equipo en la localidad de Alcalá de Guadaíra, a 19 kilómetros de la capital andaluza, convertida por el propio Muñoz en sede fija de la selección. En aquella concentración se comían patatas con huevos fritos, pasteles y mucho pimentón. Una dieta que no tiene nada que ver con la actual en los deportistas de élite. Solo Rincón y Camacho pensaban en lograr la gesta de golear a Malta y dejar fuera a la potente selección de Holanda, donde ya despuntaban jugadores como Koeman o Gullit. También Vicente Miera, segundo de Muñoz, que después de ver el Holanda-Malta (5-0) le dijo al seleccionador: “Podemos meterles once”.

“Y encima, el día anterior comenzó a llover como si no hubiera final”, aclara Andoni Goicoechea. “Queríamos un Benito Villamarín lleno, pero con tanta lluvia eso no iba a ser posible”, recuerda el central internacional del Athletic, que disputaría posteriormente la fase final de la Eurocopa 84 y el Mundial 86, donde le hizo un gol a Dinamarca en octavos de final y de penalti. El Villamarín no se llenó y la Federación Andaluza, a la desesperada, fue repartiendo entradas en los colegios de Sevilla para que muchos niños acudieran al estadio verdiblanco. No paró de llover en todo el día hasta poco antes del partido. La federación dispuso un gran despliegue de recogepelotas para que no se tardara ni un minuto en reanudar el juego.

“Ese partido de Malta cambió el fútbol español, su mentalidad, la de los aficionados. Empezamos a creer en nosotros mismos. Fuimos campeones en 1964 de la Eurocopa, pero lo demás fue bastante discreto. Ahora somos campeones del mundo, pero antes nos quedábamos fuera de las grandes citas”, recuerda Manu Sarabia, delantero del Athletic.

Los jugadores de España celebran el 12-1 al término del partido.RAÚL CANCIO

“A veces los sueños se cumplen sin que tengas convicción en ellos. No sé qué pasó en el banquillo después del séptimo gol”, recuerda Zubizarreta. “Los cuatro goles nada más empezar la segunda mitad nos dieron alas. Ese partido puso las bases del salto posterior de la selección española”, sostiene Víctor Muñoz, centrocampista del Zaragoza y luego del Barcelona.

Las puertas del Villamarín se abrieron y el estadio se fue llenando a medida que se gestaba la hazaña. España cerró con solo dos defensas (Goiko y Camacho) y siete delanteros. Rafael Gordillo, lateral del Betis y del Madrid, acabó con un amigo pescadero en Mercasevilla después de una noche de sevillanas con los Cantores de Híspalis. Fue el final surrealista a una noche única cuyo premio fue un Rólex a los futbolistas.

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